Entre sacrificios y aprendizajes, Carolina Díaz, mejor conocida como “la Barwoman”, no solo encontró su voz, ha demostrado que el cambio empieza con uno mismo
✍️: Andrés Ramírez
📸: Cortesía e Instagram de Carolina Díaz
En el mundo de la coctelería, cada trago cuenta una historia, y la de Carolina Díaz, mejor conocida como “la Barwoman”, está presente en cada coctel que sirve. Una vida llena de retos y superaciones, forma parte de los ingredientes que convierten a un coctel ordinario en algo excepcional. Conocer la historia de Carolina es entender que lo que pasa detrás de la barra puede generar un cambio.
Bartender, chilena, apasionada, resiliente y auténtica son algunas de las cualidades que caracterizan a Caro (como también le dicen). Hoy, su nombre retumba en la industria, no solo por sus habilidades detrás de la barra, sino también por su liderazgo y su compromiso por crear espacios donde las mujeres se sientan empoderadas.
El comienzo
La historia de Carolina empieza con la necesidad de pagar su universidad. Un día, vio un letrero que decía: “se solicita barwoman”. Sin experiencia en coctelería y alcohol, Carolina tenía una fuerte voluntad por aprender. “Le dije al dueño: si tengo que lavar vasos toda la noche, feliz lo hago”.

Carolina cuenta que su abuela, uno de sus pilares, fue quien la aconsejó que dijera que estaba disponible en el momento en el que le dijeran que sí. Siguiendo este consejo, Carolina dijo estar disponible inmediatamente y así comenzó su historia. En esa primera discoteca donde trabajó, tuvo que aprender de todo: ser mesera, cobrar, preparar cocteles e incluso sacar borrachos del baño. Aunque la industria le era ajena, la necesidad de salir adelante la empujó a acoplarse.
Tiempo después, gracias a alguien que le mostró que se pueden cambiar vidas sin esperar nada a cambio, su mentalidad cambió: “Si quería ser un agente de cambio, debía empezar conmigo misma”.

Trabajó arduamente hasta que se le presentó la oportunidad para administrar un establecimiento. Al igual que en su inicio, no tenía experiencia, pero su determinación y capacidad de adaptación fueron su mayor fortaleza. Más adelante, buscando crecer profesionalmente, se mudó a la capital de Chile, Santiago: “Llegué a una discoteca donde tuve un entrenamiento intenso y exigente”. Esto le abrió puertas y le permitió darse a conocer en el medio.
Sin embargo, el estigma social siempre estuvo presente. “Hasta el día de hoy, mi familia me sigue catalogando como la oveja negra por servirle alcohol a hombres. La diferencia es que ya no me importa”.

Su abuela fue un soporte clave en su vida, una mujer firme, que no dejaba que nadie le pasara por encima. “Siempre llegaba llorando con mi abuela y me decía: ya no llores, siempre van a hablar de quienes hacen las cosas bien. Las personas que dejan huellas positivas siempre van a ser las más criticadas. Lo importante es que tú estés conforme con lo que estés haciendo”. Carolina tomó esa enseñanza como lema de vida. “Siempre pensaba: ¿qué haría mi abuela?”
Golpes, preguntas y renacer
El golpe llegó cuando su abuela falleció, poco antes de la pandemia. Perdió su principal soporte, el otro era su abuelo, y el confinamiento la llevó a emprender en un negocio ajeno a la coctelería. En ese proceso, se replanteó muchas cosas: “¿Me veo haciendo esto a los 30? ¿A los 40? ¿Quiero casarme? ¿Quiero tener hijos?”
Fue entonces que, platicando con sus amigas, surgió una pregunta: “¿qué vamos a hacer con nuestra vida?”. Ella quería ver más mujeres detrás de la barra y romper con el círculo de hombres que dominaban la industria en su país.

La oportunidad llegó en forma de una competencia de coctelería tiki. Fueron cuatro meses de retos que culminaron en una victoria, aunque también enfrentó mucho hate y comentarios que desacreditaban su triunfo solo por ser mujer.
Después de todas estas experiencias vividas, sus habilidades y perfil como bartender crecieron. “Me convertí en la primera bartender en ganar algo fuera de mi país”. Aunque hoy en día la industria se basa un poco en premios y seguidores, nunca se sintió cuestionada por su trabajo: “Las críticas llegan cuando haces algo diferente, cuando te sales del molde”.
Nuevo país, nuevas batallas
La historia de Caro refleja superación y pasión, pero también evidencia el papel que representa el ser mujer en una industria liderada históricamente por hombres. Desde rivalidades internas hasta no ser tomada en cuenta. Como ella misma lo dice, “si alguien pedía un coctel, se lo pedían al hombre y yo me dedicaba a cobrar y sonreír”
Estas experiencias la llevaron a desafiar las normas, buscando crear espacios donde las mujeres fueran reconocidas y apoyadas. “Yo solo quería juntar a un grupo de chicas de Chile, que se conocieran y que la gente supiera que existían”.

Carolina llegó a México por una oportunidad en Limantour. “Cuando murió mi abuela, aprendí a desprenderme de lo material. Regalé todo, tomé una maleta y me vine a México. Directo a trabajar”. Pero México representó otro proceso de adaptación: “aprendí que no tengo límites. Tengo muchas ideas, pero no puedo hacerlas todas a la vez”.
Para Carolina Díaz, lo importante no es ser la primera, sino asegurarse de no ser la última. Su mensaje es claro, si ella pudo, cualquiera puede lograrlo. Pero también advierte: “No es sencillo. Hay que trabajar un montón y hacer muchos trabajos sin que te paguen”. Al final, todo esfuerzo vale la pena.
Ganar visibilidad es solo el primer paso, lo complicado es mantenerse vigente. “Soy muy fiel a mí, muy poco manipulable”. Prefiere enfocarse en un proyecto a la vez y hacerlo bien. Para ella, la clave es el aprendizaje constante y la transparencia en la industria.
Más allá de la barra
Con el tiempo, su enfoque evolucionó: “se pueden hacer más cosas que preparar cocteles”. Hoy su trabajo se centra en mejorar la comunicación en los equipos de trabajo, una habilidad aún deficiente en la industria.
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La permanencia se construye, y “la Barwoman” lo tiene muy claro. “Que yo no esté en una rutina me mantiene fresca para ofrecer una experiencia única”. La creatividad nunca debe detenerse. Para ella, “la vida es una construcción de momentos”.
Carolina Díaz ha forjado una trayectoria de perseverancia y empoderamiento. Su historia es un recordatorio de que el éxito va más allá de los premios, a veces es la capacidad de transformar la industria, de crear espacios de apoyo y de inspirar a romper moldes. Hoy, su mensaje es más fuerte que nunca, construir tu propio camino, sin dejar de aprender, ni de ser tú mismo. Cada coctel que sirve y cada espacio que lidera, es el recordatorio de que en la vida, las reglas las ponemos nosotros.
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Los básicos de Carolina Díaz

- 1. Ser bartender es: ser artesana del hielo y poeta del alcohol
- 2. Ingrediente preferido: jerez
- 3. ¿Qué coctel serías hoy? Cosmopolitan. Ni muy fuerte ni muy suave, es más por lo fresco; es elegante pero sin caer en lo sofisticado
- 4. Técnica favorita: milk punch por los colores brillantes
- 5. ¿Qué es ser mujer para ti? Darle poder a mi voz. Entender cuál es mi poder y el de mi voz.
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Sigue los pasos de Carolina Díaz. “la Barwoman”, en @la.barwoman