Mi historia como bartender: una mezcla perfecta

En este Día del Bartender, te cuento mi historia detrás de la barra número uno del mundo

Todo comenzó con una taza de café. No en un bar, no tras una barra, no como bartender, sino en un espacio pequeño, cálido y lleno de aromas. Mis primeros pasos hacia lo que se convirtió en una pasión, los líquidos y las experiencias que estos pueden generar, fueron dados estudiando gastronomía en la Universidad del Claustro de Sor Juana, donde me especialicé en ciencias y tecnología de los alimentos, y al tomar experiencia como barista. Ahí, el café me enseñó que detrás de cada bebida hay una historia que contar, un proceso que entender, un sabor que conectar con el alma.

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Mi viaje dio un giro decisivo cuando entré a formar parte del equipo de Handshake Speakeasy, el bar número uno de México y del mundo. Fue como un sueño hecho realidad, pero con un toque de desafío. Desde el área de producción, me sumergí en los procesos químicos, físicos y biológicos de los ingredientes. Cada milk punch, cada destilado, cada extracto me habló de la magia que ocurre cuando la ciencia y el arte se encuentran. Transformar simples ingredientes en experiencias líquidas únicas me abrió los ojos a una nueva dimensión de posibilidades.

Mis desafíos como bartender

Experiencia como bartender
Fotografía Pexels

El verdadero reto comenzó cuando me trasladaron al turno de la noche, donde aprendí el ritmo frenético y la sincronización que exigen las barras de alto nivel. Era mi oportunidad de conectar con los invitados, de convertir cada trago en una obra de arte que ellos llevarían consigo mucho después de haber abandonado el bar. Al principio, la timidez me acompañaba como sombra, pero la responsabilidad de ofrecerles una experiencia única me obligó a desarrollar una confianza que, aunque al principio titubeante, con el tiempo se fue arraigando en cada palabra, en cada gesto, en cada bebida.

El momento más desafiante llegó cuando me tocó representar al bar fuera del país. Sin darme cuenta, me convertí en embajadora de Handshake, llevando consigo la responsabilidad de hacer honor a un legado. Era un recordatorio constante de que el mundo de la coctelería no solo consiste en mezclar ingredientes, sino en ser el guardián de una tradición y un estilo que traspasa fronteras.

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Las primeras noches fueron difíciles, mucho más de lo que imaginé. Cada turno era una batalla interna entre la emoción y el miedo, la ansiedad y la adrenalina. Había días en los que las lágrimas caían silenciosas, pero también eran momentos de aprendizaje profundo, de crecimiento personal y profesional. Aprendí a sincronizarme con el ritmo del bar, a leer los tiempos, a sentir la energía de la noche. Todo esto me hizo comprender que la hospitalidad va más allá de preparar un buen trago; se trata de construir una experiencia completa, de entregar algo más que una bebida, de conectar, de brindar una parte de ti mismo.

La vida detrás de la barra

Día del bartender
Fotografía Pixabay

Poco a poco, el equipo y el bar me ayudaron a moldearme, enseñándome a mezclar no solo ingredientes, sino mi propia esencia en cada creación. Desde el principio, cuando ni siquiera sabía sostener correctamente un jigger y hasta ahora, cuando cada trago tiene una parte de mí en él, ha sido un proceso de constante aprendizaje. No es fácil; es un trabajo que exige sacrificio y dedicación. No solo en los turnos, sino también en el tiempo que se invierte en seguir aprendiendo, en investigar, en asistir a charlas y eventos para continuar creciendo. La coctelería es un universo en constante expansión, y uno debe seguir explorando sus rincones.

Y no se trata solo de mezclar bebidas. Después de cada turno lleno de energía, después de haber entregado lo mejor de mí, llega el momento de limpiar, de poner todo en orden, de preparar el terreno para el siguiente día. Cada jornada es un ciclo continuo de esfuerzo, sacrificio y recompensa. Como en un partido del deporte que más te guste, cada noche se juega con pasión, y aunque el cansancio se siente, la gratificación de saber que se ha logrado transmitir lo que uno ama es incomparable.

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Hoy, aunque por el momento no estoy tras la barra, mi experiencia como bartender sigue siendo una parte vital de mí. Este viaje me ha transformado. He aprendido a forjar un carácter, a reconocer que los límites los pone uno mismo, a entender que todo proceso tiene un inicio y que la perseverancia es la clave para llegar más lejos de lo que alguna vez imaginamos.

Bartender experience
Fotografía Unsplash

La coctelería no es solo una profesión, es una forma de vivir, de compartir, de conectar con los demás. Y cada bebida preparada, cada trago servido, es un pequeño recordatorio de lo que significa estar presente, de lo que implica dar lo mejor de ti a través de lo que más te apasiona.

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