Pareja increíble: moles y destilados

Complejo, profundo, y en ocasiones, incomprendido, los moles son uno de los platillos que nos da identidad cultural pero acompañados de los destilados correcto se pueden engrandecer aún más


✍️: María Fernanda Escobar

Caracterizado por su complejidad para preparalo; por su constante evolución desde tiempos prehispánicos; por la dificultad para explicarlo y entenderlo (¿cómo es que con tantos componentes se puede lograr una armonía?), y por su amplio abanico de sabores, el mole es esee plato de la cocina mexicana que nos ofece una experiencia única e inolvidable, pero… ¿por qué no apreciar de una forma distinta este símbolo culinario de nuestra cultura? Aquí quiero incitarte a ir más allá de disfrutar el mole con vino, agua o refresco, hagámoslo con destilados.

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Esta vez, te propongo algunas duplas que harán que experimentes ciertos moles de una manera diferente, que estoy segura, lograrán sorprenderte y ver con nuevos ojos esta delicia mexicana. Sin duda, explorar estos maridajes te permitirá disfrutarlo de una forma más rica y completa, pues cada pareja está pensada para resaltar las características únicas tanto de cada tipo de mole como del destilado. Te invito a recrear estos maridajes y simplemente dejarte llevar.

Mole negro

Whisky

Sin duda, una de las preparaciones tradicionales del estado de Oaxaca. El mole negro destaca por su riqueza y complejidad en aromas y sabores. A veces, con más de 30 ingredientes dentro de su composición, esta salsa nos emociona con sus notas a chocolate y especias; con el ahumado que le otroga la tortilla quemada; con sus frutos secos y sus chiles. Sin embargo, destilados como el tequila añejo y el whisky americano enaltecerán aún más esos profundos e intensos sabores.

Mole rosa

Gin

Originario de Taxco, Guerrero, este platillo es conocido por su perfil floral, la suavidad que deja en boca, y ese peculiar tono rosado que salta a la vista dado por el betabel, el cual se conjuga con toques de frutos secos como el piñón rosa, la almendra o la nuez, y por especias entre las que se encuentra la canela. Para engrandecerlo está la ginebra, que con sus matices botánicos, armoniza perfectamente bien la delicadeza del mole rosa.

Mole blanco

Cachaza

Conocido también como “mole de novia”, esta preparación es cremosa y suave al paladar. El tono blanco se lo dan ingredientes como el piñón blanco, cacahuate, almendras sin piel, pasas güeras y, en ocasiones, el pulque. Para él, la cachaza y el ron, con ese dulzor que los caracteriza, al igual que sus notas especiadas, complementan la textura del mole blanco, además, acentúan su perfil suave y aterciopelado; por si fuera poco, ayudan a limpiar el paladar en cada sorbo, creando una experiencia única para este singular platillo.

Mole amarillito

Cerveza lager

Otro gran representante de la cocina oaxaqueña, y uno de los siete moles de este estado (al igual que el negro y el verde), el amarillito –como le llaman–, obtiene su tonalidad gracias al chile chilhuacle y chile costeño del mismo color por el que esta salsa recibe su nombre. En boca es ligero y fresco, con un toque herbal y especiado. Entre sus ingredientes está la hoja santa, el miltomate, el clavo y la pimienta gorda. Para él, lo cítrico y especiado de la ginebra, destaca la vivacidad del mole amarillito y añade una capa extra de frescura.

Mole verde

Raicilla

Engalanando a Oaxaca de nuevo, de perfil refrescante y destacando el sabor de las hierbas que lo constituyen, este platillo se cocina con tomate verde, hoja santa, epazote, chile serrano, perejil, entre otros ingredientes. Se complementa de manera ideal con la raicilla y el mezcal de agaves silvestres. Estos destilados, por sus notas terrosas y herbales, acentúan la frescura del mole verde, creando una combinación armoniosa y vibrante en cada bocado.

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