Sorprendente maridaje: dulces mexicanos… ¿con té?

Los dulces mexicanos son capaces de remontarnos a nuestra infancia con aromas, colores y texturas… al igual que una taza de té

Las voces de los vendedores me aturden al buscar desesperados un cliente. Bolsas de mandado y caderas de señoras golpean mi cara de niña. Entre la multitud, al final de la calle, alcanzo a ver un puesto lleno de colores, canastas y abejas. ¡He encontrado los dulces mexicanos!

Con tan solo veinte pesos de mi domingo elijo cuidadosamente la chuchería que alegrará mi día. La decisión es compleja, hay de todos colores y texturas, algunos suaves que se derriten en la boca y otros tan duros que podrían tumbarte un diente. Aciditos, picosos y también hay unos que emborrachan, pero aún recuerdo la gran satisfacción al salir del mercado con camotes poblanos.

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Hoy, ya de adulta, he logrado una bella sinergia entre mis amadas golosinas de la infancia y la exquisita bebida que, a cada sorbo, le regresa el brillo a mis ojos de adulta: el té. Por ello, quiero compartirte algunos maridajes que complacerán tanto a tu niño interior como al adulto que eres -o estás en vías de ser-:

Cocada

Suaves, gracias a la textura del coco rallado, con un dulzor característico, al igual que ese toque acidito por la ralladura de limón; esta preparación que quizá no es la más llamativa de la canasta por su carencia de color, lo es por el sabor. Para esta tradicional preparación elegimos perlas de jazmín, provenientes de China, esta mezcla hecha con el brote ya en verde se combina con las flores de esta planta que lleva el enrulado en forma de perla. Cuando lo disfrutamos con una cocada provoca una intensidad de sabores casi explosivo, resaltando el jazmín y el coco.

Pepitorias

Estos abanicos llenos de color originarios de Zacatecas y Colima son fáciles de adquirir en cualquier semáforo pero, si sabes donde encontrar de las buenas, estas serán crujientes y con pocos rincones sin miel, dejando ver el medio cuerpo de las pepitas. A estas les va muy bien la inolvidable infusión blanca, un Pai Mu Tan, que se caracteriza por su elegancia y sutileza con aromas de miel, durazno y flores blancas, que prolongará y armonizará con sutileza la experiencia en boca.

Ate de guayaba

Con queso o sin él, deja que este clásico postre de México se derrita en tu boca con un icónico English Breakfast. Como lo dice su nombre, es una mezcla inglesa clásica de tres tés negros que usualmente se bebe por la mañana. Aromas tostados, de miel, malta, frutas negras y blancas maduras, con una sensación de astringencia alta es ideal tanto para los lácteos como para el intenso ate.

Jamoncillo

Tradicional del centro del país, se elabora con leche, azúcar y nuez picada. El nivel del dulzor es alto por lo que con un Darjeeling logrará una mayor permanencia, y dada su astringencia floral y de moscatel, limpiará tu paladar entre cada bocado evitando que te empalagues.

Glorias y obleas

Estas delicias regias con base de cajeta y dulce de leche son toda una experiencia cuando se armoniza con un Hojicha, hojas verdes tostadas de la camellia sinensis provenientes de Japón, que resaltará ambos alimentos, modificando texturas y prologando el momento hedónico.

Mazapán

Un matcha con espuma esponjosa, ya sea puro o con leche, es perfecto para maridar con estos pedacitos de cielo, los mazapanes. Los elementos de esta mancuerna parecieran que están hecho uno para otro; una mordida y un sorbo de matcha puede no ser suficiente, pues querrás fundirlos hasta que sean uno solo. Chopéalo o elabora el mismo latte con un mazapán.

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