Conoce a Luis Comizzo a través de su historia: marcada por tropiezos, aprendizajes y una determinación inquebrantable
✍🏻: Andrés Ramírez | 📸: Nizaguiee Hidalgo
Luis Torres, mejor conocido como «Comizzo», no siempre soñó con ser bartender… Proveniente de Delicias, Chihuahua, Comizzo se mudó a la capital del estado para estudiar la carrera de Derecho, sin imaginarse que no se dedicaría a ello. Su historia comienza hace trece años.
«Estaba buscando trabajo para pagar mis estudios y justo me marcó mi cuñado para ver si quería trabajar en un bar. Entré sin saber absolutamente nada. El primer día odié el trabajo, me pedían cosas y yo sentía que me hablaban en chino», de esta forma comenzó a narrarme su historia.
Con el tiempo y mientras avanzaba en la carrera, el bar empezó a llamarle más la atención: «veía videos de YouTube para aprender, pues no conocía de libros ni tenía quién me enseñara», enfatizó.
La chispa de la competencia
«Cuando me gradué, fue la primera vez que escuché de World Class». En el restaurante donde trabajaba, una compañera le habló de un bartender que participaría y le preguntó si él pensaba entrar. Comizzo lo investigó, pero no se sintió listo. Por casualidad, ese bartender resultó ser un amigo suyo de la infancia. Eso lo hizo reflexionar y pensar que, si su amigo podía, él también. Así que aplicó y quedó seleccionado.
En cuanto a resultados, no le fue tan bien: «Vi cosas que no me pasaban por la cabeza, pero me dejaron con ganas de intentarlas». Sin embargo, esa experiencia le permitió conocer a bartenders de todo el país, «muchos que a la fecha sigo admirando».
Uno de esos bartenders fue Óscar Olvera, quien lo invitó a Ciudad Juárez para trabajar con él. Ahí Comizzo duró cuatro años, trabajó en su primer cocktail bar y aprendió sobre temas de administración y liderazgo: «En Juárez aprendí todo lo que sé gracias a Óscar», destacó.
Los siguientes años, siguió intentando participar en World Class, pero no lo logró. En 2022, después de la pandemia, Comizzo estaba cansado y decidió alejarse de la barra. «Ya no me quería dedicar a esto, así que entré a un despacho de abogados, pero duré dos meses. No lo disfruté».
Cuando la convocatoria de ese año (2022) de World Class se abrió, Comizzo ni siquiera quería arriesgarse: «Me daba vergüenza intentarlo y no quedar», pero de último momento hizo el examen y quedó seleccionado. Llegó a la final, pero terminó en segundo lugar.
«Fue bien doloroso, esa noche fue la Noche Triste de Luis Comizzo»
Un lugar soñado
Gracias a esa edición, Comizzo conoció a fondo la industria y notó que en Ciudad de México los bartenders se conocían y aprendían unos de otros. Esto lo hizo pensar si aún podía crecer en Juárez, Chihuahua. Luis buscó la manera de mudarse y Mica Rousseau le ofreció trabajo en Casa Prunes. «La vida es bien sabia y te pone en donde debes estar, y a mí me puso en el bar que más me había gustado».
Al año de trabajar en Casa Prunes, Comizzo volvió a participar en World Class, pero una vez más perdió, en aquella ocasión contra Israel Barón. Sin embargo, esta vez fue diferente, pues Israel es como su hermano: «Vivíamos juntos, trabajábamos juntos y todo el tiempo lo único de lo que hablábamos era de World Class… Me ganó Isra, pero fue algo muy lindo. Eran sentimientos encontrados: me agüité, pero donde no me viera él, porque merecía estar feliz».
A partir de aquí, la cosa se empezó a poner un poco difícil. Comizzo volvió a entrar a la siguiente edición y, a pesar de ir muy bien en los retos, el estrés de haber quedado en segundo lugar le cobró factura.
Nuevamente, quedó en segundo lugar y con un peso emocional que lo hizo llorar durante meses. Pero decidió no rendirse y trabajar en lo que más le afectaba: lo mental. «A mí me perjudicó el rollo emocional, uno trae el pleito casado con la cabeza, que es tu peor enemigo».
Entrenar la mente
Comizzo buscó a un coach deportivo para aprender a manejar la presión: «si algo tienen los deportistas es un aguante mental en competencias impresionante». Muchos pueden pensar que fueron medidas extremas, pero cuando tienes un sueño haces todo por lograrlo.
Llegó la siguiente edición y, con una mentalidad renovada, se enfocó en disfrutar cada reto, y lo más importante, en superar al Comizzo de ediciones pasadas. El resultado fue ganar y convertirse en el campeón nacional de World Class México 2025.
Para Luis Comizzo representar al país no es algo fácil: «la responsabilidad más grande es conmigo… si lo hago bien, México lo hizo bien». Y aunque lleva la bandera con orgullo, mantiene los pies en la tierra. «Algo que trato que me defina es la humildad. Me digo a mí mismo: no descubriste la cura del cáncer, no pierdas el piso, porque de ahí parte la buena hospitalidad».
«Estoy seguro de que México lo está haciendo de maravilla. Tenemos al mejor bar del mundo y a los mejores bartenders, que aunque algunos no son de México, decidieron venir aquí por algo. La magia de la coctelería en México tiene algo»
Para la final global, Comizzo se preparó con clases, repitiendo el coctel mil veces para hacer memoria muscular y cuidando los detalles: «Soy muy ansioso, pero ahora lo veo como fortaleza», me comentó. Esto le ayuda a prevenir cualquier situación trágica para saber cómo actuar. Sin embargo, aunque no ganó la competencia global de World Class, sí quedó entre los 10 mejores bartenders del mundo, lo cual, para nosotros en The Drink Magazine, es un triunfo.
Katz
Mientras se preparaba para esa crucial competencia, Comizzo también estuvo trabajando en la apertura de Katz, su nuevo bar en Ciudad de México. Darle vida a algo no es fácil, y entre risas me dijo por qué: «Dios duró siete días, imagínate a un mortal… me estoy dividiendo en dos, la primera mitad del día para World Class y la otra para Katz».
Katz es un bar pequeño, pero lleno de corazón. Su menú, reducido y perfeccionado, está construido a partir de cocteles que Comizzo ha desarrollado en todas sus participaciones de World Class. «No es mejor bartender el que hace 100 cocteles al año, sino el que hace 7 y los perfecciona».
El concepto gira en torno a la alquimia, con un omakase en la parte superior y en la planta baja se disfruta de música, amigos y hospitalidad genuina: «Katz se está convirtiendo en el bar de los amigos… procuramos que todos se sientan parte del equipo».
El futuro de la barra
Para Comizzo, lo que viene en México y el mundo no son sólo técnicas o ingredientes, sino personas, así me lo hizo saber: «El futuro está en la hospitalidad personalizada, la calidez del mexicano no la tiene cualquiera. Es tratar de que la coctelería pueda ser diseñada nada más para esa persona».
Antes de despedirse, Comizzo quiere compartir un mensaje a través de estas letras:
«Espero que los que lean esto, especialmente los bartenders que sueñan con llegar lejos, sepan que el camino es largo, pero se disfruta. Siempre te vas a tropezar; yo soy ejemplo de varios tropiezos, pero sí se puede. Te puedes caer y levantar, pero nunca dejes de intentarlo. Alguno de esos intentos va a pegar, y cuando lo haga, vas a agradecer no haberte rendido»
Comizzo es el reflejo de que la perseverancia, más que el talento, es lo que te lleva a cumplir tus sueños. Su historia no es solo la de un bartender que alcanzó la cima, sino la de alguien que aprendió que cada caída, bien aprovechada, es un paso más hacia el premio.
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Los básicos de Luis Comizzo
- 1. Ser bartender es: hacer que el cliente se vaya feliz de una barra
- 2. Tu ingrediente favorito: shushupastle, es una raíz endémica de allá –Chihuahua– que usan los raramuris
- 3. ¿Qué coctel eres hoy? Martini, porque soy sencillo pero a la vez muy complejo.
- 4. Técnica favorita: shake
- 5. Lo que más amas de tu trabajo: la conexión con la gente
*Sigue a Luis Comizzo en @luis_comizzo
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